La Hija Mascota de la Sociedad - Prólogo.
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Mascota.
Su definición en el diccionario es mantener algo cerca con amor, para encargarse de él, o disfrutar mirarlo.
Cuando la palabra “mascota” es seguido por “animal”, evoca imágenes de un perro o gato adorables. Si “insecto” es agregado, puede tratarse de un escarabajo rinoceronte o una mantis religiosa.
¿Qué más podría ser?
A menudo hay casos donde las personas tienen aves, pescado, o incluso animales varias veces más grandes que los humanos como mascotas.
Uno puede tener todo tipo de mascotas, pero su propósito siempre es el mismo.
Ser una fuente de confort para sus dueños.
Alegrar a su dueño. Dicho de una forma más cruda, volverse un ser pequeño que pueda ser un apoyo reconfortante para su dueño.
Eso es una mascota.
— Tina ¿Puedes venir?
—¡Señorita Sharione!
Corrí hacia la voz que me hablaba sin vacilar. Me tire a los brazos de la mujer llamándome, con una sonrisa inocente en mi rostro.
—Oh, Tina.
La mujer llamada Sharione se sonrojó ligeramente y me alzo suavemente para sentarme en el sofá. Me recosté cómodamente en el sofá como si estuviera en mi casa, apoyando mi cabeza en el regazo de la mujer llamada Sharione.
—¡Señorita Sharione, tu piel también es muy hermosa hoy! Desearía ser siquiera una fracción de hermosa de lo que tú eres…
—No digas eso. Tina, eres la mascota más encantadora y hermosa que jamás he visto.
—Me alegra que pienses eso, Señorita Sharione.
Mientras sonreía inocentemente, Sharione se sonrojo ligeramente y acaricio mi cabeza.
Ella no era la única.
—Tina ¿no has ganado un poco de peso?
—¿En serio?
—Una Tina gordita seguiría siendo adorable, pero tu encanto yace en tu belleza. Intenta perder algo de peso.
…Supongo que tendré que pasar hambre un tiempo.
—Está bien, Tina. Puedo amarte incluso si ganas peso.
—¿¡En serio!? Gracias, Señorita Mardian.
Ante las palabras de Mardian, Versha frunció el ceño con una ceja levantada, mostrando su molestia.
—…Señorita Mardian, ¿estás intentando monopolizar el afecto de Tina?
—Bueno… ¿quién sabe?
Mardian, Versha, Sharione, y todas las mujeres que me rodeaban eran hijas de familias nobles prestigiosas.
Todas me trataban gentilmente y con cuidado.
Me frotaban el vientre.
Me acariciaban la cabeza.
Me rascaban la barbilla.
No me trataban como a una persona, sino como a una mascota. Con sus suaves toques, cerré los ojos y sonreí tímidamente.
—En serio… Tina es muy adorable.
—Es cierto. De hecho, hace unos días, intenté cuidar a un cachorro, pero ladró tan ferozmente que lo abandoné en la calle.
—Vaya, Tina es suficiente como mascota. Tina nunca muerde.
Las risas agradables de las mujeres se escuchaban por todo el lugar. Mire a mis alrededores, usando sus risas como música de fondo.
Los hombres discutían de política. Las mujeres cubrían sus bocas con abanicos, intercambiando palabras agudas. Todas vestían atuendos lujosos.
Un espléndido candelabro, decoraciones lujosas, música dulce, y comida que se veía deliciosa.
Esta era una reunión.
Un pequeño campo de batalla donde una palabra puede volverse un cuchillo afilado, y una mirada puede volverse una flecha filosa. Los fuertes sobreviven, y los débiles son desechados.
En un campo de batalla tan feroz, soy llamada la inofensiva señorita mascota.
Llamar a una persona mascota se siente un poco extraño, pero y qué. Solo tontear así me da dinero.
¿No es la vida de un perro considerada la mejor?
Sin duda eso es lo que pienso.
Hasta que el protagonista de este mundo intento aprisionarme.